miércoles, 8 de julio de 2009

Stripgenerator

Uno de los pocos talentos que la vida tuvo a bien negarme, fue el de la capacidad para el dibujo, o si acaso la poseo, me es completamente desconocido...
La magia de la tecnología me ha permitido descubrir este sitio y pienso que me voy a volver adicto. He aquí mi primer creación.
Quizá muy pronto cree un sitio especial para albergar estás tiras...


sábado, 13 de junio de 2009

Este penoso desierto pletórico de batallas

Doloroso hallazgo de la realidad universal, total: los infiernos interiores y las incertidumbres globales; los trances ultramarinos y los paraísos individuales; los edenes artificiales y además efímeros, mucho más fugaces que la vida misma.


Exquisito recuerdo que encandila, que seduce, que embelesa. Vívida evocación que inflama las nostalgias de aquellos que fueron coterráneos de aquel suelo que fue, de aquella brevedad horizontal que se ha perdido entre las nieblas de la incredulidad y el desbordamiento del concreto. Descriptiva remembranza que dispara la excedida imaginación de aquellos que añoran lo que no fue propio pero perteneció a los suyos: la inocencia, el asombro, la virginidad.


Nadie nace virgen ya en esta ciudad vejada, ciudad que pare hijos adultos y desencantados. Pero hubo un día, y vaya que lo hubo, en que la sorpresa eran los frigoríficos que no necesitaban cargarse con una barra de hielo con monótono rigor, tiempos en que los neologismos invadían las charlas de mesa y sobremesa por decenas, insertándose sin resistencias en el impoluto y receptivo inconsciente colectivo. Y aquel mismo día llegó a pensarse que aquello era un horror. Como se pensó antes y como se pensó después: un sollozo más en el ciclo eterno de lamentos.


Y hubo, como siempre la hay, una primera vez.


El enamoramiento inédito lacerando nuestras almas, volviéndonos mayores al instante y conscientes también de la amargura de la incertidumbre. La fascinación erizando nuestros púberes espíritus y la necedad como único recurso. El sonambulismo, la errancia, el permanecer sin apenas vivir.


Encantados de las sílabas de tu nombre vibrando en el ombligo de nuestro paladar antes de hacerte material sobre el islote agreste de nuestro desproporcionado sueño.


Mariana. Mujer ideal, plena de virtudes y de primicias, fuente de júbilo y bienestar. ¡Qué perfección estar junto a ti, Mariana mujer!, ¡Qué envidia haberse amamantado de ti, Mariana madre!, ¡Qué sueño beber de ti, Mariana amante!


Mariana Ciudad que nos embrujas, Mariana Ciudad que nos seduces e hipnotizas y a quien entregamos nuestras primeras autocomplacencias, nuestros primeros fluidos aún a sabiendas que nunca habrás de ser nuestra, pues le perteneces a los poderosos que se hablan de tú con el supremo. Perteneces a aquel que te abofetea, que lacera tu integridad ahorcándote y volviéndote obesa de absurdos conjuntos habitacionales, añorante para siempre de la brevedad de tu cintura. Mariana Ciudad que el día en que te confesamos nuestro amor nos otorgas el beso de tu excelsitud, para enseguida apartarnos de tu lado. Estar allí, junto a ti, contigo y dentro de ti y ser menos que ajeno. Mariana Ciudad madre desnaturalizada que nos pariste huérfanos, que nos pariste malditos.


Mariana Ciudad madre deseo. Mariana Ciudad incesto. Mariana Ciudad condena eterna.


Arrojados al desierto hirviente de tu apocalíptica cotidianeidad, vivimos enamorados de ti, malditos de ti, en esta batalla eterna y desquiciada, en este fratricidio enloquecido y delirante de absurdas batallas contra todos y aún contra nosotros mismos.

miércoles, 22 de abril de 2009

Watchmen. La Película.


Siendo un seguidor ferviente y constante del arte secuencial gráfico (término altamente rimbombante para referirse al cómic, quizá como una extraña especie de coraza para defender nuestra madurez ante todos aquellos que sin conocer dicho arte denigran de forma inmediata a quienes de este gustamos), después de años de consumo irreflexivo, me encuentro hace unos doce años con un ejemplar de Sin City que había sido lanzado en mi país, en una edición más bien pobre y poco fiel al formato y arte originales. Me aluciné.

La impresión que creo en mí esta obra fue de total admiración y un deseo incontrolable de tener ya en mis manos alguna obra más de Miller para devorarla sin concesiones. Hablemos de que en aquel entonces mi espíritu y capacidades críticas eran mucho más modestos aún de lo que son ahora, llegando casi a su total inexistencia, sin embargo, contaba con una intuición muy despierta que me hizo darme cuenta que me encontraba ante algo muy diferente y bastante superior en el aspecto cualitativo a lo que yo conocía hasta ese momento, y así fue, mi convencimiento fue total en el sentido de que me encontraba ante una obra maestra.

Hace unos años conocí de la existencia de Watchmen y tiempo después me acerque a ella. En ese periodo entre la lectura de Sin City y el acercamiento a la obra de Moore, tuve la oportunidad de acercarme a muchas propuestas bastante interesantes dentro del desarrollo del noveno arte, muchas de ellas en mi país y de forma bastante particular al trabajo de un tal Edgar Clement, al que conocía casi desde mi infancia y que tuve la oportunidad de revisar nuevamente cuando una editorial nueva y arrojada se arevió a reimprimir su trabajo fundamental: Operación Bolivar, eso sí, hay que decirlo, a un precio prohibitivo y en un formato casi de juguete. Sólo por no dejar de mencionarlo, dicha obra de Clement nos relata un enfrentamiento entre policías judiciales y arcángeles monumentales, amén de que también está involucrado el siempre infaltable ejercito gringo. Entre referencias a las culturas prehispánicas y a drogas duras desarrolladas a partir de los huesos y carne de las criaturas divinas trancurre la aventura más delirante que haya tenido lugar en pleno corazón de la centenaria Ciudad de México.

Teniendo unos referentes bastante más interesantes que los que poseía en mi acercamiento a Sin City, Alan Moore me pasmó con su propuesta.

Desde el primer capítulo de la saga de Watchmen quede deslumbrado con ese guión extravagante que nos presentaba a las superhéroes plagados de debilidades y defectos, el dinamismo de un guión que transcurre con una fluidez impresionante aún en todos aquellos momentos en que carece de diálogo y que es apoyado en el excelente trabajo gráfico desarrollado por un magistral Dave Gibbons. Puedo decir mucho acerca de la obra gráfica,sin embargo, se que existe gente mucho más calificada para eso y me atrevo simplemente a recomendarla ampliamente no sólo como un divertimento, sino como una experiencia de acercamiento al arte que trastocará muchos de los pilares fundamentales de la constitución moral del lector.

Cuando supe que iba a ser adaptada Watchmen inmediatamente la vaticiné como una operación fallida, ¿Cómo adaptar un trabajo netamente gráfico al lenguaje cinemático? Tarea realmente imposible la que se han propuesto, pensé, habrá que ver el churro que nos ofrecen.

Cuando me enteré que el encargado de llevar a cabo dicha hazaña que se me antojaba imposible era Zack Snyder, el mismo que había adaptado de forma magistral 300, mis dudas comenzaron, pero siempre ganaba la certeza de que no lograría un buen trabajo, pues watchmen no es 300, cuya versión en novela, que es ciertamente otra genialidad, se podía utilizar perfectamente como storyboard sin hacer prácticamente ningún cambio o ajuste; Watchmen es un trabajo mucho más complejo. No lo lograrán, pensaba.

Acudí a la sala de proyección dos días después del estreno, con unas expectativas muy reducidas y dispuesto a divertirme lo más posible.

Watchmen, la película, es fenomenal. Respeto mucho la postura de Alan Moore, él es el creador de la obra y en vista de lo que han hecho con su trabajo en ocasiones anteriores, está en todo su derecho de deslindarse de apoyar moralmente a todo aquel que quiera experimentar con adaptaciones de sus trabajos, sin embargo, pienso que si esas experimentaciones derivan en resultados de la talla de lo que encontarmos en esta ocasión, bien se permite brindarles una oportunidad.

Watchmen, la película, es una entidad aparte de la novela gráfica. Es desde ésta de donde parte, pero reduce su universo a las posibilidades que le otorga el arte cinematográfico y expande al máximo sus capacidades al virtuosisimo que paradójicamente le ofrece este mismo universo creativo.

No voy a hablar más de ella, lo importante es otorgarle una oportunidad y disfrutarla, encontrar las diferencias y entender que en cada ocasión esas diferencias son un acierto.

Watchmen, la novela, alcanza, desde mi subjetivo punto de vista, apenas en sus primeros momentos el status de obra maestra.

Watchmen, la película, es, desde ya, una agradable sorpresa en este universo de obras hechas al vapor y sin el mínimo cuidado ni el más mínimo feeling.

Disfrutemos de ambas y celebremos sus diferencias.

miércoles, 18 de marzo de 2009

15 y 16 de marzo 2009

Apenas comienza el mes de julio cuando se empieza a ventilar un rumor que a todas luces y a un mínimo sentido de razón luce desproporcionado: Radiohead viene a México.

Aquel que lo menciona no dejará de ser tildado de mentiroso o demasiado crédulo. Todo mundo (hablo de ese mundo que conoce de la existencia del grupo y que es un porcentaje bastante reducido del pueblo mexicano, contando desde luego al muy alto porcentaje de los que sólo los conocen por Creep) pensará que el objetivo inmediato de dichos tipejos es llamar la atención al inventar algo que es evidente que es una locura. Eso es únicamente: un recurso desesperado para lograr algo de protagonismo, pinches grises sin tema de conversación.

Noviembre. El mes apenas despega y por allí aparece un cartel que despierta ciertas dudas: ¿Es apócrifo?, ¿qué ganan estos cabrones diseminando un rumor y perdiendo el tiempo diseñando flyers falsos?


Radiohead es una banda que unifica las opiniones en un sólo punto: hacen gran música.

Como en todo lo que es factible de análisis, existen multitudes de fanáticos irredentos y en contaparte, detractores a ultranza. Ambos bandos contaminados de manera irremediable por la inclinación que les exigen sus posturas. Mucho más radicales los fans, hay que decirlo; mucho más intolerantes con aquel que no comparta su punto de vista, con aquel que no posea la sensibilidad requerida para convertirse en un iluminado sin ojo crítico.

Radiohead es un banda genial: Revolucionarios, atrevidos, propositivos, vanguardistas.

Y sí. El 19 de noviembre los puntos de venta de todas partes del país estuvieron a reventar. las líneas de venta totalmente inaccesibles, las redes saturadas. El fenómeno comenzaba.

De ninguna manera se paralizó la actividad en el país, o se colapsaron las vías de transporte. No, y eso es lo interesante. Pienso que la casi totalidad de la gente que quería estar en esa fecha (que casi de inmediato se desdobló en un par de fechas), en ese evento que estaba destinado a volverse histórico para los melómanos, tuvo sus oportunidades. No hubo, desde luego, muchas opciones para estar en primera fila, esa opción sólo fue para los más aferrados. Sin embargo, para todo aquel que quiso estar allí, las opciones nunca faltaron, legales e ilegales allí estuvieron todo el tiempo: desde la compra directa hasta la reventa el mismo día, desde estar monitoreando los puntos de venta y estar atentos a que soltaran más boletos hasta estar esperando el mismo día del concierto a que se cumpliera media presentación del grupo abridor y conseguir los boletos con los desesperados revendedores a precio de risa. Las opciones nunca estuvieron agotadas.

(((Poquito a poco. Sigue)))

miércoles, 11 de febrero de 2009

Fassbinder, Jarmush. El delicioso encanto del nihilismo.

Rainer Werner Fassbinder (1945-1982) fue, sin duda, la más grande figura fílmica en la Alemania de la segunda mitad del siglo XX. Cineasta, actor, productor, guionista (además de dramaturgo, director teatral, productor de radio y escritor), Fassbinder vivió apenas 37 años pero hizo el trabajo de una generación entera de creadores cinematográficos. Por desgracia para nuestro país, la obra de Fassbinder sólo se exhibe de forma esporádica en la televisión cultural, casi jamás se programa en los cineclubes o maratones y muy pocas de sus películas están disponibles en el mercado (legal o alternativo).

El Amor es Más Frío que la Muerte (Liebe ist kälter als der Tod, RFA, 1969), la ópera prima del cineasta bávaro, es una especie de apropiamiento temático de las películas americanas de mafiosos y delincuentes, realizada con una perturbadora estética minimalista, con la que unos años depués habría de coincidir la también ópera prima de otro respetado creador: Más extraño que el paraíso (Strangers than paradise, USA, 1983) de Jim Jarmush.

Revisemos la historia de la primera de estas películas.

Franz, un delincuente de poca monta, quiere dar un golpe, pero desea mantenerse al margen del Sindicato del Crimen. Aparentemente, dicho Sindicato cede a sus deseos de independencia, pero en realidad sus responsables quieren que trabaje para ellos. Por ese motivo, colocan en su camino a Bruno, un espía cuya belleza angelical fascina a Franz, quien vive con Joanna, una prostituta totalmente sometida a su voluntad que sueña con tener algún día un hogar burgués. Franz invita a Bruno a vivir con ellos en Munich. Celosa de la complicidad surgida entre los dos hombres, acaba denunciándolos a la policía en la víspera de un atraco a un banco, resultando muerto Bruno. Franz y Joanna huirán.




Ahora, retomemos que es lo que nos cuenta la segunda obra.

La cinta transcurre a modo de road movie episódica en la cual tres jóvenes irán estrechando sus lazos poco a poco, conociéndose cada vez más y descubriéndose también a sí mismos. Eva, una joven húngara, llega a Nueva York y se instala por diez días en casa de su primo Willie, un joven desencantado del mundo, jugador, desagradable, tramposo y aburrido. El tercero en escena es Eddie, amigo de Willie y ciertamente sometido a la personalidad de este. Entre los tres surgirá un extraño vínculo afectivo espoleado únicamente por el instinto de acercamiento a aquello que te da una mínima esperanza, un momento de ternura dentro de un mundo seco y olvidado.








(((En Construcción)))




sábado, 7 de febrero de 2009

Cuarto y Quinto paso...

Cada vez me resulta más complicado asumir una actitud furiosa hacia aquello que me desagrada. Cada vez me es más difícil no poner la otra mejilla. Hace algunos años no hubiese perdido oportunidad para ironizar y burlarme de un fulano que me dice que El hombre más rico de Babilonia es una de las máximas representaciones de la literatura árabe.

Me estoy ablandando demasiado. Me está costando nada dejar de ser irónico, grosero, hosco...

Me atosigan por todos los costados con propuestas tan irreverentes del grado de una invitación a vivir la "experiencia" del cuarto y quinto paso con los A.A. Seguramente a muchos de los que ahora leen esto también los habrán jodido más de una vez con lo mismo y con la misma insistencia que el más aferrado Testigo de Jehová.

Al contrario de lo que pudiese pensarse, presto oídos al testimonio que se me comparte y prometo considerar una posibilidad de alguna asistencia próxima.

¡¿Qué me está pasando?!

La actitud de mandilón y regañado con la que me dirijo en mi santo matrimonio está permeando todas mis demás personalidades. ¡¡¡Primero dejo de beber, luego me comienzan a hacer daño los tacos y ahora también dejo pasar la oportunidad de cagarme de la risa de un pobre wey!!!

Perdóname Señor. No sé lo que hago...

sábado, 17 de enero de 2009

Chácharas, Drogas & Grill and Rock&Gore (Session Jam In San Juan)


Este pasado 28 de diciembre (día de fiesta nacional por ser aquel en que México se ilumino de gloria con la llegada del buen Charrock) se llevó a cabo la siempre esperada reunión del pleno de la pandilla costrosa...

32 Kg. de carne, 4 bolsas de carbón, una mesa de futbolito, 2 bandas de rocanrol, algunos buenos gramos de mostaza, docenas de cartones de caguama, pomos e innumerables seises de Barriliux...

Que las imagines hablen por sí mismas..




Un aplauso a las bandas, de parte de todos los presentes, y de los muy pocos padrinos...





Un agradecimiento muy especial al papá del Chino, que nos deleitó con sus elaboradas coreografías y sus arengas esquizoizquierdosas...







Sólo una pequeña muestra de la banda asistente...





¡¡¡Larga vida al Charroleónidas!!!

sábado, 3 de enero de 2009

Encrucijada...

Sin embargo, puedo decir que no me encuentro en ella...La dirección ha sido decidida...

¿Cómo imprimirle el sentimiento real a un texto?, ¿Cuáles son las cualidades mágicas de lo literario que a partir de abstracciones puede llegar a ser conmovedor?

Antes de continuar con el ejercicio inquisitivo, mencionemos la cuestión central:

He dejado de beber. Un año es mi pretensión. Y conociéndome a profundidad (tantos y tantas que piensan lo mismo y no tienen la menor idea de lo lejos que están de un conocimiento algo más que parcial) se que habrá de ser así.

¿Qué es lo que me motiva a una decisión tan radical?, ¿Qué ha sucedido en mi vida a partir del alcohol, como para atreverme a renegar de él?, ¿Es realmente un reniego, es una urgencia, una necesidad imperiosa, un truco barato, un experimento con altas posibilidades de fracaso?

Los primeros años de mi vida, los primeros veinte para ser exactos, estuvieron exentos de cualquier intensificador de emociones que se tuviese que ingerir, untar, inyectar o introducir...

Aún hoy, once años después, no me he untado otra cosa que Lonol, no me he inyectado nada que no sea penicilina y puedo relajada y convencidamente afirmar que no tengo la mínima intención de introducir algo dentro de mi íntegra persona.

Sin embargo, puedo decir que he ingerido cantidades prohibitivas de alcohol. Obscenidades inéditas para millones y millones de buenos bebedores. He bebido demasiado.

He bebido demasiado de la vida.

No, nunca la he arriesgado; no he disparado un arma más de dos veces y no acostumbro meterme en problemas. No conozco el mundo más allá de una parte de Centroamérica. No se andar en motocicleta. Las mujeres que he tenido son tan pocas que casi bastan los dedos de las manos para contabilizarlas. No conozco a nadie de la farándula. He ido al teatro unas cinco veces. No sé bailar salsa. Mi inglés es aún demasiado deficiente. A los treinta y un años de edad no poseo ningún bien material que no vaya más allá de unos cuantos libros. Abandoné la universidad dos años antes de finalizarla. Muy pocos de mis amigos ostentan un grado académico notable. No conozco las calles del Distrito Federal; tampoco sus bares ni los antros de moda...

Sin embargo, lo reitero: He bebido demasiado de la vida. He tenido una trayectoria etílica tan intensa que puedo afirmar sin temor a sonar sobrado que seis cabrones juntos aún me quedarían a buena distancia...



(((Continuará muy pronto)))