miércoles, 11 de febrero de 2009

Fassbinder, Jarmush. El delicioso encanto del nihilismo.

Rainer Werner Fassbinder (1945-1982) fue, sin duda, la más grande figura fílmica en la Alemania de la segunda mitad del siglo XX. Cineasta, actor, productor, guionista (además de dramaturgo, director teatral, productor de radio y escritor), Fassbinder vivió apenas 37 años pero hizo el trabajo de una generación entera de creadores cinematográficos. Por desgracia para nuestro país, la obra de Fassbinder sólo se exhibe de forma esporádica en la televisión cultural, casi jamás se programa en los cineclubes o maratones y muy pocas de sus películas están disponibles en el mercado (legal o alternativo).

El Amor es Más Frío que la Muerte (Liebe ist kälter als der Tod, RFA, 1969), la ópera prima del cineasta bávaro, es una especie de apropiamiento temático de las películas americanas de mafiosos y delincuentes, realizada con una perturbadora estética minimalista, con la que unos años depués habría de coincidir la también ópera prima de otro respetado creador: Más extraño que el paraíso (Strangers than paradise, USA, 1983) de Jim Jarmush.

Revisemos la historia de la primera de estas películas.

Franz, un delincuente de poca monta, quiere dar un golpe, pero desea mantenerse al margen del Sindicato del Crimen. Aparentemente, dicho Sindicato cede a sus deseos de independencia, pero en realidad sus responsables quieren que trabaje para ellos. Por ese motivo, colocan en su camino a Bruno, un espía cuya belleza angelical fascina a Franz, quien vive con Joanna, una prostituta totalmente sometida a su voluntad que sueña con tener algún día un hogar burgués. Franz invita a Bruno a vivir con ellos en Munich. Celosa de la complicidad surgida entre los dos hombres, acaba denunciándolos a la policía en la víspera de un atraco a un banco, resultando muerto Bruno. Franz y Joanna huirán.




Ahora, retomemos que es lo que nos cuenta la segunda obra.

La cinta transcurre a modo de road movie episódica en la cual tres jóvenes irán estrechando sus lazos poco a poco, conociéndose cada vez más y descubriéndose también a sí mismos. Eva, una joven húngara, llega a Nueva York y se instala por diez días en casa de su primo Willie, un joven desencantado del mundo, jugador, desagradable, tramposo y aburrido. El tercero en escena es Eddie, amigo de Willie y ciertamente sometido a la personalidad de este. Entre los tres surgirá un extraño vínculo afectivo espoleado únicamente por el instinto de acercamiento a aquello que te da una mínima esperanza, un momento de ternura dentro de un mundo seco y olvidado.








(((En Construcción)))




sábado, 7 de febrero de 2009

Cuarto y Quinto paso...

Cada vez me resulta más complicado asumir una actitud furiosa hacia aquello que me desagrada. Cada vez me es más difícil no poner la otra mejilla. Hace algunos años no hubiese perdido oportunidad para ironizar y burlarme de un fulano que me dice que El hombre más rico de Babilonia es una de las máximas representaciones de la literatura árabe.

Me estoy ablandando demasiado. Me está costando nada dejar de ser irónico, grosero, hosco...

Me atosigan por todos los costados con propuestas tan irreverentes del grado de una invitación a vivir la "experiencia" del cuarto y quinto paso con los A.A. Seguramente a muchos de los que ahora leen esto también los habrán jodido más de una vez con lo mismo y con la misma insistencia que el más aferrado Testigo de Jehová.

Al contrario de lo que pudiese pensarse, presto oídos al testimonio que se me comparte y prometo considerar una posibilidad de alguna asistencia próxima.

¡¿Qué me está pasando?!

La actitud de mandilón y regañado con la que me dirijo en mi santo matrimonio está permeando todas mis demás personalidades. ¡¡¡Primero dejo de beber, luego me comienzan a hacer daño los tacos y ahora también dejo pasar la oportunidad de cagarme de la risa de un pobre wey!!!

Perdóname Señor. No sé lo que hago...