miércoles, 18 de marzo de 2009

15 y 16 de marzo 2009

Apenas comienza el mes de julio cuando se empieza a ventilar un rumor que a todas luces y a un mínimo sentido de razón luce desproporcionado: Radiohead viene a México.

Aquel que lo menciona no dejará de ser tildado de mentiroso o demasiado crédulo. Todo mundo (hablo de ese mundo que conoce de la existencia del grupo y que es un porcentaje bastante reducido del pueblo mexicano, contando desde luego al muy alto porcentaje de los que sólo los conocen por Creep) pensará que el objetivo inmediato de dichos tipejos es llamar la atención al inventar algo que es evidente que es una locura. Eso es únicamente: un recurso desesperado para lograr algo de protagonismo, pinches grises sin tema de conversación.

Noviembre. El mes apenas despega y por allí aparece un cartel que despierta ciertas dudas: ¿Es apócrifo?, ¿qué ganan estos cabrones diseminando un rumor y perdiendo el tiempo diseñando flyers falsos?


Radiohead es una banda que unifica las opiniones en un sólo punto: hacen gran música.

Como en todo lo que es factible de análisis, existen multitudes de fanáticos irredentos y en contaparte, detractores a ultranza. Ambos bandos contaminados de manera irremediable por la inclinación que les exigen sus posturas. Mucho más radicales los fans, hay que decirlo; mucho más intolerantes con aquel que no comparta su punto de vista, con aquel que no posea la sensibilidad requerida para convertirse en un iluminado sin ojo crítico.

Radiohead es un banda genial: Revolucionarios, atrevidos, propositivos, vanguardistas.

Y sí. El 19 de noviembre los puntos de venta de todas partes del país estuvieron a reventar. las líneas de venta totalmente inaccesibles, las redes saturadas. El fenómeno comenzaba.

De ninguna manera se paralizó la actividad en el país, o se colapsaron las vías de transporte. No, y eso es lo interesante. Pienso que la casi totalidad de la gente que quería estar en esa fecha (que casi de inmediato se desdobló en un par de fechas), en ese evento que estaba destinado a volverse histórico para los melómanos, tuvo sus oportunidades. No hubo, desde luego, muchas opciones para estar en primera fila, esa opción sólo fue para los más aferrados. Sin embargo, para todo aquel que quiso estar allí, las opciones nunca faltaron, legales e ilegales allí estuvieron todo el tiempo: desde la compra directa hasta la reventa el mismo día, desde estar monitoreando los puntos de venta y estar atentos a que soltaran más boletos hasta estar esperando el mismo día del concierto a que se cumpliera media presentación del grupo abridor y conseguir los boletos con los desesperados revendedores a precio de risa. Las opciones nunca estuvieron agotadas.

(((Poquito a poco. Sigue)))