sábado, 8 de noviembre de 2008

Francisco Umbral

Al final, como la muerte tiene mal gusto,
se quedará con mi peor gesto,
con el más estúpido, torcido y loco,
y lo perpetuará para siempre,
aunque esto es un decir,
pues en cuanto te entierran la vida sigue su tarea
por dentro de la muerte,
y te pueblas de otras vidas menores,
y evolucionas hacia la esbeltez del esqueleto
o la peguntosidad del légamo,
hasta quedar hecho un dandy de hueso o un sapo de tierra.
No es cierto que nada se detenga con la muerte.
Sólo que se cierra la carpeta de apuntes de la vida
y tu rostro deja de ser tu rostro,
porque no somos sino una sucesión de esbozos,
y tras el último esbozo viene la máscara,
la calavera.

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