domingo, 13 de abril de 2008

La idealización ideal. JUNO


Correrán ríos de tinta desacreditando la verosimilitud de lo sobretrabajado del guion. Se levantarán uno tras otro los brazos de aquellos que quieran opinar que los personajes -sus actitudes, sus acciones- no son en absoluto creíbles; habrá quien incluso tache los diálogos y monólogos de pedantes y pretenciosos. Todos tendrán razón. Sin embargo, la mayoría se dedicará únicamente a descalificar y habrá pasado por alto lo más importante: toda obra artística se rige por sus propias reglas.

Juno es una acierto total mirándolo desde la perspectiva de su propio universo, el universo ideal donde los padres estarían más preocupados si en lugar de haber resultado embarazada, ella hubiese chocado el auto. Donde uno de los responsables del embarazo sigue con su rutina sin que siquiera sus progenitores se den por enterados. Vaya, donde un personaje tan atípico como Liberty Bell, alcance a volverse tan entrañable como los demás. Un universo tan perfecto en el que el único malo, es aquel que durante casi toda la película es el más cool (y a final de cuentas lo más terrible que hace es querer seguir siendo como algún día fue).

Jason Reitman debe ser un gran tipo, debe ser el mejor amigo, pues desde Gracias por fumar nos ha dejado ver que todo lo observa desde una perspectiva jocosa y relajada, dándole a las situaciones más filosas un matiz de no pasa absolutamente nada, aunque también cabe la enorme posibilidad de que en realidad se trate del gran cínico apesadumbrado que se divierte mofándose de la sociedad yanqui al mostrarla como nunca podrá ser. Apuesto por lo segundo.

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