martes, 7 de mayo de 2013

Ofertorio


Ofertorio

Mi espalda que es tortura
Mi cintura desahuciada
Mis manos doloridas forjando el cotidiano
                          
                            Para ti

Mis ojos magullados
lánguidos
menguantes
astillados de insomnio

Mi párpado herido
castigado de asombros que caducan
vetado de reposo
ávido de amnesia

Mi muy triste mirada es para ti

Mi hombría animosa                 embrutecida
ansiosa de tu hervor
urgida de temblores
furiosa de mérito                        babeante.

Mis brazos torpes               mis dientes apenados
mis muslos fríos                 mis versos sin encanto

Mis horas lentas                 apretadas
                            bipolares
Mi vida sin oficio               sin expectativa

Mi gana recurrente de ser nadie

Mi ansia de abrazarte hasta volverme polvo
pues polvo soy y nada más

Mi codicia de habitar tu hendiduras
hasta volverme un esquizofrénico
                        un imbécil
De escaldarme los labios con tus jugos

Mi vicio repetido:
el absurdo de una moral mutante
la obsesión de mirarte con famélica ternura
                                               y condenarte
                        
                       Te amo como un perro

Mi obsesión problemática por exhibir 
     esta
                       debilidad pasmosa por  tu cuerpo
     este
                       fanatismo excesivo por tu sombra

Mi vida insignificante
                prescindible

Y mi muerte
La única muerte
Mi muerte que es la muerte total

                    para ti

Mi palabra menos hueca para ti

domingo, 24 de julio de 2011

Chiapas. Infinitur.

Esta entrada es contrastante en extremo con la anterior. Y lo es por la razón evidente -para quienes me conocen un poco- de que lo que previamente compartía ha sido escrito por ese alter ego que muchos declaran muerto y que es raro que llegue a asomarse en los últimos tiempos. Quizá por eso le permito que siga escribiendo.

Hechas las aclaraciones pertinentes les hago saber que lo siguiente lo escribo yo: Ricardo.

Viaje a Chiapas. El viaje de los viajes.

El asombro continuo. El brindis excesivo y descarado como religión común. La hermandad incongruente y promiscua entre ñeros muy ñeros y chicas fresas nada fresas. La liberación, el reencuentro, el aprendizaje. El fin de un ciclo y la inyección anímica para el siguiente. La alteración irrespetuosa y fatal del reloj biológico, la celebración de la irreverencia. La promesa de no perder la pista.

Chiapas fue hasta apenas ayer nuestro presente común: hoy es nostalgia compartida para siempre.

La vida es cíclica. Y sin embargo no será solamente un giro la vía por la que lleguen las respuestas; a veces hay que sortear varios puentes, regresar por un trayecto que ya ha sido recorrido, detenerse a lanzarse desde lo alto animado por la complicidad y el deseo de emancipación tanto tiempo reprimido. A veces hay que confiar en el extraño que sujeta nuestra mano o dejar que cure esas heridas dolorosas que no esperábamos surgieran tan repentinas. Otras veces habrá que aprender a remar en absoluta sincronía y esforzarse por ir siempre juntos o atenerse a volver por los que se quedaron.

Una vez más el viaje. Ese que comienza con el escarceo temeroso y acaba con el abrazo emotivo, ese que empieza con el desconocimiento total y finaliza entonando desde muy dentro las notas musicales compartidas. Ese que evidencia en un principio las enormes diferencias y termina acuñando en letras doradas las frases que se vuelven guiño entre el núcleo de hermanos temporales: las más estúpidas, las más grotescas, las mas irrespetuosas: joyas orales que todos y cada uno recordaremos con esa absurda nostalgia que en otro contexto no existiría. Otra vez el ansia de volverse a ver mientras aún nos estamos sintiendo, mientras alargamos el último momento encimándonos incómodos. Los rostros que se escapan a gran velocidad y cuyos rasgos quisieran ser retenidos a perpetuidad. Esas particulares voces que hasta los senos poseen, y que se irán diluyendo poco a poco en el mar furioso de recuerdos a menos que nos neguemos firmemente a desaparecer de la evocación del otro.

Queda para siempre la furia desmedida al enfrentar el obstáculo, el abrazo fraterno con o sin cariño evidente en su extensión; el tratar de llegar al fondo del asunto animados a veces por una entonación inédita y alterada por los ácidos. Queda la alegría de una joven y sonriente chichi rebasada claramente en dimensiones por unos apéndices obscenos y sexosos a punto de caer en desgracia. Para siempre también el recuerdo del eterno romance de unos cerdos literales corriendo el uno hacia el otro a darse beso de piquito.

Permanece también el evidente convencimiento de que el perro fiel es más agraciado que algunos en cuanto a dimensiones fálicas, el anhelado choque de pelucas que ojalá clandestinamente se haya materializado para regocijo del Altísimo, pues estas nenas aseguran que se pegan unos guapos ¡qué te mueres! y tienen nalgas de sobra para cualquiera que se quiera cobrar de allí la cena común: paradigma de fraternidad total.

Y por encima de todo lo anterior, la poética imagen de una vorágine espumosa de espermatozoides divinos que hierven amorosos allá en el alfa del cronos, por obra del Señor infinito que tuvo la bendita ocurrencia de originarnos a todos en una fornicación ansiosa con la vida. Todos nosotros juntos y apretados en un espacio antes del tiempo, en ese vaso de unicel donde se gesta escandalosamente la creación, para volvernos a encontrar materializados en esta dimensión y en esto que ahora somos, con nuestros sueños a cuestas y nuestras fobias modestas, con nuestras ansias inherentes y nuestras historias densas, con tanto por asimilar y algo para ofrecer, en ese rinconcito de cielo que es el Estado de Chiapas.

En fin, esto ha sido la horchata máxima, y en total agradecimiento me voy a desnudar, pues de cualquier forma, yo no sé, pero me dejo.

Porque todo principio comienza por un principio y todo final irremediablemente llega a su final. Y es que debo mencionarlo: ¡De verdad no sé como pasó! Y si no me acuerdo, es que no pasó.

¡Salud por el amor que es lo único encañable!

Un abrazo a todos. Con camarón.


Con cariño para Lelo, Perri, Mosco, Alexia, Rebeca, Aura, Marco, Victor, Creación, Brenda, Chaparro, Karelia, Parientito y Lau. (Y Melina, Susy, Mariana y Brendiux que también estuvieron por allí)


jueves, 26 de mayo de 2011

Misantropía

La misantropía me ha significado desde el comienzo de mi existencia un genuino acto reflejo. Desde los primeros días de mi vida, a decir de mis padres, mostré una propensión exagerada a evitar el contacto con cualquier persona que me resultara apenas un poco desconocida; parece ser que desarrollé una aversión inmediata a cualquier par de brazos que no fuesen los de mi madre; no toleraba la mínima demostración física de cariño sin estallar en un llanto molesto e irritante que bien pronto alejó a los bienintencionados pródigos de caricias. Pudiese suponerse por lo anterior una relación estrecha o una dependencia rayana en lo enfermizo con mi progenitora, sin embargo, nunca fui demasiado necesitado de su protección, además de que la educación que ella recibió la hizo proclive a parecerse más a una máquina de insultos y correctivos medievales que a la figura cariñosa y abnegada que le asigna nuestra ridícula y penosa idiosincrasia. Al parecer, la acepté por ser el humano más inmediato que conocí y por la inmutable razón de no querer entablar intimidad con nadie más.

La relación que tengo con aquellos que los otros suelen llamar sus semejantes es bastante compleja. No es tan sencillo de definir. No se reduce al tipo de aversión adolescente hacia todo aquel que no comulgue con algún conjunto de ideales recién adquiridos y prontamente mutados hacia algo más bizarro, más contestatario o más cool. Por mi parte, nunca he idolatrado al Che o a Frida ni tampoco he usado huaraches de llanta o morrales de pelo de conejo. Nunca he ido a una aglomeración a desquiciar el tráfico a favor de la disminución de contaminantes ni he usado pasamontañas bajo el inclemente sol de mayo, aunque puedo afirmar que tampoco llego a ser manifiesto fan de Shakira o a declararme de meditada filiación panista. Nunca he cuestionado críticamente a la izquierda ni condenado sistemáticamente a la derecha. Ambos grupos y todas sus variantes me cagan de forma natural, sin análisis sesudos. Mi aversión es tan honesta y espontánea como democrática.

La misantropía que profeso es permanente, pero es también incongruente, no tardará en evidenciarse aquí mismo cuanto. Aclaro que la inconstancia no ha sido nunca una de sus características, ni siquiera de forma temporal. La pinche gente me desagrada todo el tiempo. Y con gente defino a todo aquello que trague y además hable o al menos gima y que no se encuentre de mi piel hacia dentro. No la tolero, es tortuosa la convivencia. Me causa escozor, asquito, incomodidad extrema, vómito y diarrea con pus.

Tengo muchos amigos. Podría fácilmente tener un número doscientas veces mayor – mucho más ahora con el abaratamiento de la amistad vía electrónica-. Sin embargo, un extraño padecimiento mental que padezco desde siempre me hace proclive a mutar mi personalidad cada tiempo indeterminado. Puedo ser incluso –y lo he sido en más de dos ocasiones- el alma de la fiesta, el amigo de todos los niños, el pan de dios con las señoras mayores, el valiente que se quita la camisa por un buen camarada. No sé en qué desorden mental postraumático esté fincada la duración del periodo temporal entre una personalidad y otra, lo único que sé es que depende totalmente de mi voluntad y que en la mayoría de las ocasiones esa voluntad llega a ser excesivamente terca y me estaciono durante años en una apatía total por el cambio. Y por lo general sucede que no muestro el mínimo interés por cambiar justo cuando la cara visible con la que ha caído el azaroso icosaedro de mi personalidad es la más desagradable. Tal como ahora.

Trabajo con gente. Soy vendedor ambulante. Un nefasto capitalista lumpen que lucra con la fuerte ansiedad de los compulsivos consumidores de aliviar ese afán furioso por pertenecer ellos también a la raza privilegiada que puede darse el lujo de gastar en un artículo tan innecesario y superfluo como los que yo vendo: libros.

Todo el tiempo es un jaleo entre la parte de mí que desea sobrevivir con un nivel de vida superior al que me brindaría el salario mínimo que como máximo obtendría en cualquier trabajo que tasara justamente mis capacidades y la que quiere evitar a toda costa cruzar más de dos palabras con cualquiera cuyo cuerpo expela desechos. Suele ganarme la vanidad, la inherente inclinación a lo suntuario que tenemos los desprotegidos: me gusta comer al menos dos veces al día. Me esfuerzo entonces por ser el más agradable y servicial, el más atento y simpático. Lo que logro es bien distinto. Se encontraría una alegría mucho más honesta en el miembro flácido de un asno o en un trozo de papel sanitario económico vuelto a usar. Mi sonrisa es lo más parecido a una patada en los huevos. No poseo lo que se llama un ángel; parecería más bien que sobre mis hombros cargo el consejo amable del señor estiércol.

Me agrada ser así. Amo la antipatía, pienso que me preserva, que me sublima y santifica. Soy un nihilista, un descreído absoluto, un maldito cerdo heresiarca, irreverente hasta el sacrilegio. Luego entonces hay cierta uniformidad en mi incongruencia. Me persigno todas las noches y encomiendo al buen señor mi resguardo y mi sino. Llevo años orando a Santa Mónica bendita por su protección nocturna y rogando a San Cayetano la bendición del lecho donde me toque pernoctar, pero al mismo tiempo ignoro si Santa Mónica perteneció a la vida galante antes de su canonización y me conmueve demasiado poco si San Cayetano se sacó los ojos con las uñas o aplastó sus genitales entre dos rocas antes que negar al Dios vivo.

De hecho, me conmueven nulamente demasiadas cosas. No poseo una conciencia social. Soy un miserable que no da limosna a los ciegos, que no concede deferencia alguna a los inválidos -además de ocupar sus cajones de estacionamiento en el súper-, y que después de haber sido testigo directo de las cantidades de dinero que puede llegar a ganar un niño de la calle, nunca concedo más de un par de pesos por la limpieza de un parabrisas. Puede notarse que además no muestro interés alguno en utilizar un lenguaje políticamente correcto por el simple hecho de que pienso que al usarlo las palabras pierden sustancia, que no significan lo que deberían.

Un ciego no es un simple débil visual, es un ciego, con toda la tragedia y carga metafísica que esto implica. Su vista no está debilitada: es nula. Y hay una palabra exacta para definir eso y ni siquiera es una palabra tosca o viscosa: ciego. Simple. Y cualquier aparente atenuación verbal de su condición es doblemente denigrante. Un cojo es un cojo, un idiota es un idiota y un puto es un puto. Existen subclases y ramales más específicos: maricón, lilo, joto, loca, vestida y aunque es cierto que existen subgéneros, todos se agrupan graciosamente bajo el epíteto de puto y, por encima de ello, siempre habré de defender que todos están en su libre y total derecho de meterse las entidades y órganos que deseen por donde mejor les venga en gana siempre y cuando no atenten contra mi condición de heteroflexible limitado y mocho.

Establezcamos entonces que soy una persona en extremo respetuosa. Retomemos luego el origen de este texto. Puedo convivir armónicamente con mis congéneres, siempre y cuando no sea demasiado tiempo. Ese demasiado tiempo es directamente proporcional a lo estúpido que me resulte el interlocutor en cuestión (debe haber una interlocución para evaluar su estupidez, ya que todo aquel que permanece en silencio cerca de mí, merece al instante una opinión de genial de mi parte). No padezco un síndrome definido, ni soy un retraído que se agazapa detrás de su cerebro a hacer series de números elevados a determinada potencia. No se me cae la baba ni visto los suéteres de mi abuela. No arrojo objetos ni tiro mordidas si me enfurezco. De hecho, pocas veces me enfado.

Incluso, ahora que lo pienso, puedo decir que hay personas que me agradan. Me agradan las personas que compran libros -los que yo vendo, por supuesto-. Además, tolero a la gente que promete comprarme en una próxima ocasión y hasta soporto estoicamente a aquellos que pasan cerca de mí. ¡incluso les respondo si me preguntan la hora!

Esto habla de que he sabido atenuar de forma conveniente mi condición de misántropo. Puedo decir que incluso pasaría por uno de ellos por lo esforzado que he sido para aprender sus códigos.

El reo intenta sobrellevar y disfrutar la cotidianeidad sin tener la menor duda acerca de su condición. El héroe es héroe a pesar de condiciones en extremo hostiles, de hecho, a partir de ellas. Un millón de veces vibró en mi espíritu lacerándolo y volcándolo la duda atroz acerca de quién era yo, de cuál era mi papel. ¿Soy humano cómo ellos o me toca representar algún papel principal? ¿Seré acaso la personificación de la parusía, el mesías redentor, o al menos el nuevo ídolo de Guamuchil? Temprano en mi adolescencia me convencí de que no tendría pelo en pecho y que mi barba sería tan poblada como panochita de asiática prepúber. Desistí entonces de mis ínfulas de filiación divina obteniendo, no obstante, una respuesta tranquilizadora: No estaba destinado a salvarlos, luego entonces, nada tenía que ver con ellos.

No los odio. El odio implica sentimientos de admiración previa. Todo se reduce a una aversión.

Me cagan:

Los pretenciosos de cualquier índole. Los que se visten como jodidos sin estarlo, los que se visten como pudientes a costa del reclamo de sus intestinos, o los que pretenden vestirse sin ningún estilo y ofenden mi vista con sus elecciones grisáceas carentes del mínimo sentido de autoestima u originalidad.

Los originales. Los que se rasuran un lado del cráneo, los que se hacen una perforación junto al ano. Los que utilizan botas que inutilizan sus rodillas, los que se tatúan en el perineo algo más parecido a un hígado cirrótico que a un sagrado glifo. ¿En verdad la putrefacta larva que habita dentro de sus penosos cráneos logra engañarlos a tal grado que piensan que la brillante idea evidentemente a ellos se les ocurrió? Tristeza de género es el humano. Grises criaturas en serie. Sólo Barbie tiene la suficiente dignidad como para elegir una personalidad diferente cada día.

Los tiranetas, los enterados, los monotemáticos. Aquellos que a huevo te quieren convencer de que si pides el azúcar en bolsa, es como si en persona fueras a poner las manos alrededor del cuello de cientos de delfines en el Ártico y apretarlas con odio rabioso y total crueldad.

Los darkis. No hay una tribu urbana que me cause más conmoción que la de estas pobres criaturas. ¿Qué mierda puede tener por cerebro un cabrón que se vista como muñeca de porcelana para tragar tacos de canasta bajo un pinche sol rabioso que emana criminales rayos ultravioleta?, ¿qué puto gusto bizarro e intolerante para asumirse como dueños de la verdad absoluta porque portan un crucifico invertido de dudosa manufactura y se paran las greñas con aquanet o algún sucedáneo más económico adquirido en Waldos Mart?

En este país somos racistas inherentes, genéticos; aquel que diga que no lo es, está mintiendo y negando su condición humana. Todos somos el naco de alguien más, el jodido del otro. A mí me cagan ambos: el que usa el reloj que siempre he deseado y el que porta esa horrenda playera que ni bajo amenaza de muerte me pondría.

En fin, podría sin problema alargar ad infinitum una lista que simple y llanamente incluye a todo aquel que no soy yo. Después de todo, la totalidad de ellos tiene su origen en una muy larga y accidentada evolución de algo así como una horrible lombriz que en algún momento y trascendiendo innumerables penurias llegó a adquirir el digno y grandioso estatus de simio pelón.

lunes, 27 de septiembre de 2010

¡¡¡Charro is Back!!!

El tiempo exacto que le ha tomado a mi cabello volver a tener el largo suficiente para ser recogido, después de la alocada decisión de pelarlo a rape.

Ese es el tiempo que he dejado de aparecer en este espacio; sin embargo, heme aquí de vuelta, con el convencimiento pleno de disciplinarme a fin de aprender a hacer lo que siempre he querido: escribir.

(Con esa pinche austeridad y obviedad de lo primero que se me ocurre, se hace notar que voy a necesitar algo más que disciplina y ayuda del buen Señor).

miércoles, 8 de julio de 2009

Stripgenerator

Uno de los pocos talentos que la vida tuvo a bien negarme, fue el de la capacidad para el dibujo, o si acaso la poseo, me es completamente desconocido...
La magia de la tecnología me ha permitido descubrir este sitio y pienso que me voy a volver adicto. He aquí mi primer creación.
Quizá muy pronto cree un sitio especial para albergar estás tiras...


sábado, 13 de junio de 2009

Este penoso desierto pletórico de batallas

Doloroso hallazgo de la realidad universal, total: los infiernos interiores y las incertidumbres globales; los trances ultramarinos y los paraísos individuales; los edenes artificiales y además efímeros, mucho más fugaces que la vida misma.


Exquisito recuerdo que encandila, que seduce, que embelesa. Vívida evocación que inflama las nostalgias de aquellos que fueron coterráneos de aquel suelo que fue, de aquella brevedad horizontal que se ha perdido entre las nieblas de la incredulidad y el desbordamiento del concreto. Descriptiva remembranza que dispara la excedida imaginación de aquellos que añoran lo que no fue propio pero perteneció a los suyos: la inocencia, el asombro, la virginidad.


Nadie nace virgen ya en esta ciudad vejada, ciudad que pare hijos adultos y desencantados. Pero hubo un día, y vaya que lo hubo, en que la sorpresa eran los frigoríficos que no necesitaban cargarse con una barra de hielo con monótono rigor, tiempos en que los neologismos invadían las charlas de mesa y sobremesa por decenas, insertándose sin resistencias en el impoluto y receptivo inconsciente colectivo. Y aquel mismo día llegó a pensarse que aquello era un horror. Como se pensó antes y como se pensó después: un sollozo más en el ciclo eterno de lamentos.


Y hubo, como siempre la hay, una primera vez.


El enamoramiento inédito lacerando nuestras almas, volviéndonos mayores al instante y conscientes también de la amargura de la incertidumbre. La fascinación erizando nuestros púberes espíritus y la necedad como único recurso. El sonambulismo, la errancia, el permanecer sin apenas vivir.


Encantados de las sílabas de tu nombre vibrando en el ombligo de nuestro paladar antes de hacerte material sobre el islote agreste de nuestro desproporcionado sueño.


Mariana. Mujer ideal, plena de virtudes y de primicias, fuente de júbilo y bienestar. ¡Qué perfección estar junto a ti, Mariana mujer!, ¡Qué envidia haberse amamantado de ti, Mariana madre!, ¡Qué sueño beber de ti, Mariana amante!


Mariana Ciudad que nos embrujas, Mariana Ciudad que nos seduces e hipnotizas y a quien entregamos nuestras primeras autocomplacencias, nuestros primeros fluidos aún a sabiendas que nunca habrás de ser nuestra, pues le perteneces a los poderosos que se hablan de tú con el supremo. Perteneces a aquel que te abofetea, que lacera tu integridad ahorcándote y volviéndote obesa de absurdos conjuntos habitacionales, añorante para siempre de la brevedad de tu cintura. Mariana Ciudad que el día en que te confesamos nuestro amor nos otorgas el beso de tu excelsitud, para enseguida apartarnos de tu lado. Estar allí, junto a ti, contigo y dentro de ti y ser menos que ajeno. Mariana Ciudad madre desnaturalizada que nos pariste huérfanos, que nos pariste malditos.


Mariana Ciudad madre deseo. Mariana Ciudad incesto. Mariana Ciudad condena eterna.


Arrojados al desierto hirviente de tu apocalíptica cotidianeidad, vivimos enamorados de ti, malditos de ti, en esta batalla eterna y desquiciada, en este fratricidio enloquecido y delirante de absurdas batallas contra todos y aún contra nosotros mismos.

miércoles, 22 de abril de 2009

Watchmen. La Película.


Siendo un seguidor ferviente y constante del arte secuencial gráfico (término altamente rimbombante para referirse al cómic, quizá como una extraña especie de coraza para defender nuestra madurez ante todos aquellos que sin conocer dicho arte denigran de forma inmediata a quienes de este gustamos), después de años de consumo irreflexivo, me encuentro hace unos doce años con un ejemplar de Sin City que había sido lanzado en mi país, en una edición más bien pobre y poco fiel al formato y arte originales. Me aluciné.

La impresión que creo en mí esta obra fue de total admiración y un deseo incontrolable de tener ya en mis manos alguna obra más de Miller para devorarla sin concesiones. Hablemos de que en aquel entonces mi espíritu y capacidades críticas eran mucho más modestos aún de lo que son ahora, llegando casi a su total inexistencia, sin embargo, contaba con una intuición muy despierta que me hizo darme cuenta que me encontraba ante algo muy diferente y bastante superior en el aspecto cualitativo a lo que yo conocía hasta ese momento, y así fue, mi convencimiento fue total en el sentido de que me encontraba ante una obra maestra.

Hace unos años conocí de la existencia de Watchmen y tiempo después me acerque a ella. En ese periodo entre la lectura de Sin City y el acercamiento a la obra de Moore, tuve la oportunidad de acercarme a muchas propuestas bastante interesantes dentro del desarrollo del noveno arte, muchas de ellas en mi país y de forma bastante particular al trabajo de un tal Edgar Clement, al que conocía casi desde mi infancia y que tuve la oportunidad de revisar nuevamente cuando una editorial nueva y arrojada se arevió a reimprimir su trabajo fundamental: Operación Bolivar, eso sí, hay que decirlo, a un precio prohibitivo y en un formato casi de juguete. Sólo por no dejar de mencionarlo, dicha obra de Clement nos relata un enfrentamiento entre policías judiciales y arcángeles monumentales, amén de que también está involucrado el siempre infaltable ejercito gringo. Entre referencias a las culturas prehispánicas y a drogas duras desarrolladas a partir de los huesos y carne de las criaturas divinas trancurre la aventura más delirante que haya tenido lugar en pleno corazón de la centenaria Ciudad de México.

Teniendo unos referentes bastante más interesantes que los que poseía en mi acercamiento a Sin City, Alan Moore me pasmó con su propuesta.

Desde el primer capítulo de la saga de Watchmen quede deslumbrado con ese guión extravagante que nos presentaba a las superhéroes plagados de debilidades y defectos, el dinamismo de un guión que transcurre con una fluidez impresionante aún en todos aquellos momentos en que carece de diálogo y que es apoyado en el excelente trabajo gráfico desarrollado por un magistral Dave Gibbons. Puedo decir mucho acerca de la obra gráfica,sin embargo, se que existe gente mucho más calificada para eso y me atrevo simplemente a recomendarla ampliamente no sólo como un divertimento, sino como una experiencia de acercamiento al arte que trastocará muchos de los pilares fundamentales de la constitución moral del lector.

Cuando supe que iba a ser adaptada Watchmen inmediatamente la vaticiné como una operación fallida, ¿Cómo adaptar un trabajo netamente gráfico al lenguaje cinemático? Tarea realmente imposible la que se han propuesto, pensé, habrá que ver el churro que nos ofrecen.

Cuando me enteré que el encargado de llevar a cabo dicha hazaña que se me antojaba imposible era Zack Snyder, el mismo que había adaptado de forma magistral 300, mis dudas comenzaron, pero siempre ganaba la certeza de que no lograría un buen trabajo, pues watchmen no es 300, cuya versión en novela, que es ciertamente otra genialidad, se podía utilizar perfectamente como storyboard sin hacer prácticamente ningún cambio o ajuste; Watchmen es un trabajo mucho más complejo. No lo lograrán, pensaba.

Acudí a la sala de proyección dos días después del estreno, con unas expectativas muy reducidas y dispuesto a divertirme lo más posible.

Watchmen, la película, es fenomenal. Respeto mucho la postura de Alan Moore, él es el creador de la obra y en vista de lo que han hecho con su trabajo en ocasiones anteriores, está en todo su derecho de deslindarse de apoyar moralmente a todo aquel que quiera experimentar con adaptaciones de sus trabajos, sin embargo, pienso que si esas experimentaciones derivan en resultados de la talla de lo que encontarmos en esta ocasión, bien se permite brindarles una oportunidad.

Watchmen, la película, es una entidad aparte de la novela gráfica. Es desde ésta de donde parte, pero reduce su universo a las posibilidades que le otorga el arte cinematográfico y expande al máximo sus capacidades al virtuosisimo que paradójicamente le ofrece este mismo universo creativo.

No voy a hablar más de ella, lo importante es otorgarle una oportunidad y disfrutarla, encontrar las diferencias y entender que en cada ocasión esas diferencias son un acierto.

Watchmen, la novela, alcanza, desde mi subjetivo punto de vista, apenas en sus primeros momentos el status de obra maestra.

Watchmen, la película, es, desde ya, una agradable sorpresa en este universo de obras hechas al vapor y sin el mínimo cuidado ni el más mínimo feeling.

Disfrutemos de ambas y celebremos sus diferencias.

miércoles, 18 de marzo de 2009

15 y 16 de marzo 2009

Apenas comienza el mes de julio cuando se empieza a ventilar un rumor que a todas luces y a un mínimo sentido de razón luce desproporcionado: Radiohead viene a México.

Aquel que lo menciona no dejará de ser tildado de mentiroso o demasiado crédulo. Todo mundo (hablo de ese mundo que conoce de la existencia del grupo y que es un porcentaje bastante reducido del pueblo mexicano, contando desde luego al muy alto porcentaje de los que sólo los conocen por Creep) pensará que el objetivo inmediato de dichos tipejos es llamar la atención al inventar algo que es evidente que es una locura. Eso es únicamente: un recurso desesperado para lograr algo de protagonismo, pinches grises sin tema de conversación.

Noviembre. El mes apenas despega y por allí aparece un cartel que despierta ciertas dudas: ¿Es apócrifo?, ¿qué ganan estos cabrones diseminando un rumor y perdiendo el tiempo diseñando flyers falsos?


Radiohead es una banda que unifica las opiniones en un sólo punto: hacen gran música.

Como en todo lo que es factible de análisis, existen multitudes de fanáticos irredentos y en contaparte, detractores a ultranza. Ambos bandos contaminados de manera irremediable por la inclinación que les exigen sus posturas. Mucho más radicales los fans, hay que decirlo; mucho más intolerantes con aquel que no comparta su punto de vista, con aquel que no posea la sensibilidad requerida para convertirse en un iluminado sin ojo crítico.

Radiohead es un banda genial: Revolucionarios, atrevidos, propositivos, vanguardistas.

Y sí. El 19 de noviembre los puntos de venta de todas partes del país estuvieron a reventar. las líneas de venta totalmente inaccesibles, las redes saturadas. El fenómeno comenzaba.

De ninguna manera se paralizó la actividad en el país, o se colapsaron las vías de transporte. No, y eso es lo interesante. Pienso que la casi totalidad de la gente que quería estar en esa fecha (que casi de inmediato se desdobló en un par de fechas), en ese evento que estaba destinado a volverse histórico para los melómanos, tuvo sus oportunidades. No hubo, desde luego, muchas opciones para estar en primera fila, esa opción sólo fue para los más aferrados. Sin embargo, para todo aquel que quiso estar allí, las opciones nunca faltaron, legales e ilegales allí estuvieron todo el tiempo: desde la compra directa hasta la reventa el mismo día, desde estar monitoreando los puntos de venta y estar atentos a que soltaran más boletos hasta estar esperando el mismo día del concierto a que se cumpliera media presentación del grupo abridor y conseguir los boletos con los desesperados revendedores a precio de risa. Las opciones nunca estuvieron agotadas.

(((Poquito a poco. Sigue)))

miércoles, 11 de febrero de 2009

Fassbinder, Jarmush. El delicioso encanto del nihilismo.

Rainer Werner Fassbinder (1945-1982) fue, sin duda, la más grande figura fílmica en la Alemania de la segunda mitad del siglo XX. Cineasta, actor, productor, guionista (además de dramaturgo, director teatral, productor de radio y escritor), Fassbinder vivió apenas 37 años pero hizo el trabajo de una generación entera de creadores cinematográficos. Por desgracia para nuestro país, la obra de Fassbinder sólo se exhibe de forma esporádica en la televisión cultural, casi jamás se programa en los cineclubes o maratones y muy pocas de sus películas están disponibles en el mercado (legal o alternativo).

El Amor es Más Frío que la Muerte (Liebe ist kälter als der Tod, RFA, 1969), la ópera prima del cineasta bávaro, es una especie de apropiamiento temático de las películas americanas de mafiosos y delincuentes, realizada con una perturbadora estética minimalista, con la que unos años depués habría de coincidir la también ópera prima de otro respetado creador: Más extraño que el paraíso (Strangers than paradise, USA, 1983) de Jim Jarmush.

Revisemos la historia de la primera de estas películas.

Franz, un delincuente de poca monta, quiere dar un golpe, pero desea mantenerse al margen del Sindicato del Crimen. Aparentemente, dicho Sindicato cede a sus deseos de independencia, pero en realidad sus responsables quieren que trabaje para ellos. Por ese motivo, colocan en su camino a Bruno, un espía cuya belleza angelical fascina a Franz, quien vive con Joanna, una prostituta totalmente sometida a su voluntad que sueña con tener algún día un hogar burgués. Franz invita a Bruno a vivir con ellos en Munich. Celosa de la complicidad surgida entre los dos hombres, acaba denunciándolos a la policía en la víspera de un atraco a un banco, resultando muerto Bruno. Franz y Joanna huirán.




Ahora, retomemos que es lo que nos cuenta la segunda obra.

La cinta transcurre a modo de road movie episódica en la cual tres jóvenes irán estrechando sus lazos poco a poco, conociéndose cada vez más y descubriéndose también a sí mismos. Eva, una joven húngara, llega a Nueva York y se instala por diez días en casa de su primo Willie, un joven desencantado del mundo, jugador, desagradable, tramposo y aburrido. El tercero en escena es Eddie, amigo de Willie y ciertamente sometido a la personalidad de este. Entre los tres surgirá un extraño vínculo afectivo espoleado únicamente por el instinto de acercamiento a aquello que te da una mínima esperanza, un momento de ternura dentro de un mundo seco y olvidado.








(((En Construcción)))




sábado, 7 de febrero de 2009

Cuarto y Quinto paso...

Cada vez me resulta más complicado asumir una actitud furiosa hacia aquello que me desagrada. Cada vez me es más difícil no poner la otra mejilla. Hace algunos años no hubiese perdido oportunidad para ironizar y burlarme de un fulano que me dice que El hombre más rico de Babilonia es una de las máximas representaciones de la literatura árabe.

Me estoy ablandando demasiado. Me está costando nada dejar de ser irónico, grosero, hosco...

Me atosigan por todos los costados con propuestas tan irreverentes del grado de una invitación a vivir la "experiencia" del cuarto y quinto paso con los A.A. Seguramente a muchos de los que ahora leen esto también los habrán jodido más de una vez con lo mismo y con la misma insistencia que el más aferrado Testigo de Jehová.

Al contrario de lo que pudiese pensarse, presto oídos al testimonio que se me comparte y prometo considerar una posibilidad de alguna asistencia próxima.

¡¿Qué me está pasando?!

La actitud de mandilón y regañado con la que me dirijo en mi santo matrimonio está permeando todas mis demás personalidades. ¡¡¡Primero dejo de beber, luego me comienzan a hacer daño los tacos y ahora también dejo pasar la oportunidad de cagarme de la risa de un pobre wey!!!

Perdóname Señor. No sé lo que hago...

sábado, 17 de enero de 2009

Chácharas, Drogas & Grill and Rock&Gore (Session Jam In San Juan)


Este pasado 28 de diciembre (día de fiesta nacional por ser aquel en que México se ilumino de gloria con la llegada del buen Charrock) se llevó a cabo la siempre esperada reunión del pleno de la pandilla costrosa...

32 Kg. de carne, 4 bolsas de carbón, una mesa de futbolito, 2 bandas de rocanrol, algunos buenos gramos de mostaza, docenas de cartones de caguama, pomos e innumerables seises de Barriliux...

Que las imagines hablen por sí mismas..




Un aplauso a las bandas, de parte de todos los presentes, y de los muy pocos padrinos...





Un agradecimiento muy especial al papá del Chino, que nos deleitó con sus elaboradas coreografías y sus arengas esquizoizquierdosas...







Sólo una pequeña muestra de la banda asistente...





¡¡¡Larga vida al Charroleónidas!!!

sábado, 3 de enero de 2009

Encrucijada...

Sin embargo, puedo decir que no me encuentro en ella...La dirección ha sido decidida...

¿Cómo imprimirle el sentimiento real a un texto?, ¿Cuáles son las cualidades mágicas de lo literario que a partir de abstracciones puede llegar a ser conmovedor?

Antes de continuar con el ejercicio inquisitivo, mencionemos la cuestión central:

He dejado de beber. Un año es mi pretensión. Y conociéndome a profundidad (tantos y tantas que piensan lo mismo y no tienen la menor idea de lo lejos que están de un conocimiento algo más que parcial) se que habrá de ser así.

¿Qué es lo que me motiva a una decisión tan radical?, ¿Qué ha sucedido en mi vida a partir del alcohol, como para atreverme a renegar de él?, ¿Es realmente un reniego, es una urgencia, una necesidad imperiosa, un truco barato, un experimento con altas posibilidades de fracaso?

Los primeros años de mi vida, los primeros veinte para ser exactos, estuvieron exentos de cualquier intensificador de emociones que se tuviese que ingerir, untar, inyectar o introducir...

Aún hoy, once años después, no me he untado otra cosa que Lonol, no me he inyectado nada que no sea penicilina y puedo relajada y convencidamente afirmar que no tengo la mínima intención de introducir algo dentro de mi íntegra persona.

Sin embargo, puedo decir que he ingerido cantidades prohibitivas de alcohol. Obscenidades inéditas para millones y millones de buenos bebedores. He bebido demasiado.

He bebido demasiado de la vida.

No, nunca la he arriesgado; no he disparado un arma más de dos veces y no acostumbro meterme en problemas. No conozco el mundo más allá de una parte de Centroamérica. No se andar en motocicleta. Las mujeres que he tenido son tan pocas que casi bastan los dedos de las manos para contabilizarlas. No conozco a nadie de la farándula. He ido al teatro unas cinco veces. No sé bailar salsa. Mi inglés es aún demasiado deficiente. A los treinta y un años de edad no poseo ningún bien material que no vaya más allá de unos cuantos libros. Abandoné la universidad dos años antes de finalizarla. Muy pocos de mis amigos ostentan un grado académico notable. No conozco las calles del Distrito Federal; tampoco sus bares ni los antros de moda...

Sin embargo, lo reitero: He bebido demasiado de la vida. He tenido una trayectoria etílica tan intensa que puedo afirmar sin temor a sonar sobrado que seis cabrones juntos aún me quedarían a buena distancia...



(((Continuará muy pronto)))

viernes, 19 de diciembre de 2008

Sin City: The Movie


He aquí un texto nunca publicado. He encontrado el momento ahora que estoy releyendo la novela.


Escenarios austeros e incompatiblemente espesos desde el punto de vista racional; en consecuencia, geniales desde una óptica que se deje seducir por la brillantez artística. Excepcional uso de la luz como elemento argumental de pasmosa densidad. Tecnología de punta aplicada con la antitética finalidad de volverlo todo tan rústico y simple como sea posible. La fuerza está en el argumento, parecen decirnos las parcas imágenes al tiempo que nos guiñan el ojo sabiéndose portadoras de una titánica potencia dramática.

Movimientos de cámara lentísimos, limitados a lo estrictamente necesario en la narración, volviéndola sorprendentemente circular aún para el profano que desconociera hasta ese momento la obra de Miller.

El uso sublime de los blancos y los negros: la nívea sangre provocando un efecto más impactante que si se hubiese hecho uso del más encendido grana. Los colores sólo son usados cuando hay que reforzar hasta el infinito los sentimientos: la cama roja en forma de corazón en donde Murph conoció el amor de Goldie, el horrible amarillo que representa la maldad extrema del violador pedófilo protegido por el poder consanguíneo, algunos hilos de sangre en sólo determinados momentos, en sólo determinados personajes; algunos otros detalles cómo la bendita “medicina” del mismo Murph o la angelical persona de Wendy.

Sin City es una magistral obra que no se puede considerar con ligereza como simplemente un filme. Sin City es un ejercicio creativo irrepetible pues carece de un antecedente en el terreno del cine. Y es así debido a que se nutre de otras artes. Sin City es una novela gráfica en movimiento, aclarando que este calificativo es sólo descriptivo, pues para hacer justicia a su calidad, el nivel de lenguaje tendría que ascender a lo poético. Está totalmente alejada del cine convencional basado en historietas que basa su realización en efectos especiales y tecnologías de punta. Si estos mismos instrumentos fueron usados en Sin City, lo fueron con la paradójica intención de no notarse.

Los códigos morales y su individualización como contrapeso y paradójico complemento de los valores universales y su permanencia sempiterna hasta los días finales del género.

Los verdaderos héroes: defectuosos, erráticos, extraviados, maniacos, perdedores; humanos.

La crudeza de nuestros días y la heroíca permanencia en este mundo absurdo. La poética brutal de la acritud. Y encima de todo el amor sin cursilerías. El suicidio del anciano Hartigan y la tortura máxima aceptada por el recio Murph, ambas cosas por amor. Por un amor espontáneo o alimentado a través de los duros años de encierro. Sin City es la más bestial y hermosa historia de amor.

A raíz de la proyección de la película en nuestro país surgieron reacciones de las autoridades, censurándola por promover conductas negativas como la violencia y el vicio. La ficción es una caricatura comparada con esta ciudad de México viciosa y aterradora. Sólo que aquí, en la dulce realidad, los personajes no suelen ser tan carismáticos.

martes, 9 de diciembre de 2008

¡¡¡A las 2:30 a.m.!!!

La realidad asfixia. La realidad oprime, inmoviliza. Sin embargo, es este entorno único en el que uno puede permanecer con cierta certeza de poder seguir haciéndolo. La otra alternativa es agazaparse detrás del propio cerebro: divertido habría de ser pero insuficiente para proveerse de tacos de suadero y Coronas Mega. ¿Paliativos necesarios por la opción elegida? No, la realidad no se elige, se acepta. Y no son paliativos: son aficiones cotidianas a las que nos ha orillado el alienante sistema...
...Y vio Dios que eran buenos. Abur...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Apenas iniciado el propósito ya puede observarse una primera infracción. Nos otorgaremos los domingos porque son días de sana convivencia etílica...


sábado, 8 de noviembre de 2008

Diego habrá de inspirarme...

Pero no se trata en esta ocasión del celebérrimo Niño de Oro, flamante nuevo D.T. de la albiceleste, sino de aquel de un tonelaje similar pero de origen mexicano.

El mujeriego muralista en alguna ocasión mencionó cual era el secreto de su depurada técnica y comprobada habilidad: "Ni un día sin pintar".

¿Habré de encontrar la disciplina suficiente para no pasar ni un día sin escribir?

Francisco Umbral

Al final, como la muerte tiene mal gusto,
se quedará con mi peor gesto,
con el más estúpido, torcido y loco,
y lo perpetuará para siempre,
aunque esto es un decir,
pues en cuanto te entierran la vida sigue su tarea
por dentro de la muerte,
y te pueblas de otras vidas menores,
y evolucionas hacia la esbeltez del esqueleto
o la peguntosidad del légamo,
hasta quedar hecho un dandy de hueso o un sapo de tierra.
No es cierto que nada se detenga con la muerte.
Sólo que se cierra la carpeta de apuntes de la vida
y tu rostro deja de ser tu rostro,
porque no somos sino una sucesión de esbozos,
y tras el último esbozo viene la máscara,
la calavera.

E. M. Cioran


El dolor no condena la vida, el dolor la corrige...

jueves, 6 de noviembre de 2008

Volviendo esto más interesante...

El trabajo excepcional de un creativo mexicano llamado Jorge Cavazos:






Y he aquí el link:

viernes, 24 de octubre de 2008

El día en que desapareció el sauce llorón y apareció el sobrino de Jackie Chan...

Comparto con ustedes el curioso proceso de alaciamiento de una fibra para lavar los trastes. Con total y honesta curiosidad lanzo mi cuestionamiento: ¿qué clase de persona con un poco de criterio y dignidad puede atreverse a irle al Cruz Azul? O sea, venden material para construcción..





La imagen de un triunfador...

The Amazing Flaming Lips


Juguetones colores inundan un cielo que justo en ese momento, y después de haberse mantenido grisáceo y deprimido durante varios días, se despeja para recibir desenfadado la alegre fiesta de sensaciones. Aislarse de la realidad auxiliados por dos docenas de Teletoobies bonachones que nos invitan a olvidarnos de la oscura certeza de la crisis global. Papeles de colores que nos llevan volando en un viaje mucho más extático de lo que lo haría cualquier churro apestoso. El Hamster mayor rodando sobre nuestras cabezas, provocando la catarsis general. Adultos creando a partir de nostálgicos sonidos psicodélicos, apelando a nuestra infancia, sin ser por ello infantiloides...

La dulce inocencia saboreada a través de una música y un espectáculo que sólo pueden ser considerados como geniales...

No estaba muerto...

Envuelto en consideraciones humanas. olvidándome del mí mismo, a fin de que el mí mismo no fallezca fulminado por el hambre. Las deudas banales reduciéndose, las deudas personales acumulándose...¿Charro is back? I don´t know, pero habré de intentarlo...

miércoles, 27 de agosto de 2008

La leyenda del Santo Bebedor (2a parte)

Nunca creí llegar a este punto. Sin embargo, confieso que después de muchos años he dejado de sentirme satisfecho al beber hasta la inconsciencia. (((continúa pronto)))

viernes, 1 de agosto de 2008

Del inconveniente de haber nacido...

Hace precisamente un año, unos hijos de su puta madre se metieron a nuestra casa a despojarnos de todas nuestras pertenencias. Entraron a nuestra recámara y a pesar de no habernos agredido, nos dejaron una impresión que tardó mucho en borrarse. No es una cosa agradable tener a unos extraños deconectando tus aparatos y hurgando en todos los rincones en busca de efectivo o cosas de valor.

Ni por un momento he extrañado nada de lo que poseía. Lo único que lamento es haber reaccionado demasiado tarde para abrazar con todas mis fuerzas a mi nena y haberme quedado petrificado a un lado suyo con el corazón a punto de reventar por la angustia de lo que les pudiese pasar a ella, a mi hermana y a mi madre. Sin embargo recuerdo mucho que los dedos de nuestras manos se alcanzaban a tocar y a través de ese contacto yo intentaba tranquilizarla, protegerla. Uno de los sentimientos mas crueles es el de la total impotencia, es algo así como cuando un trailero se te avienta encima del vocho. Siempre he tenido ganas de gritarle que si tendría los mismos huevos si trajéramos al revés los carros.

En mi vida han existido ciertos momentos que frenan mi aparente crecimiento...(continuará)

sábado, 14 de junio de 2008

Bonita...


La mujer más tierna del universo. La más caprichosa, la más consentida.

La mujer más bella. La del trasero que no cabe entre mis sienes caundo quiero recordarlo para autosatisfacerme en su dolorosa ausencia. La de las bubis en continuo e imparable desarrollo...

La mujer más inteligente, la más ácida, la más crítica y reflexiva, la más regañona y rencorosa, la más bipolar...

La mujer del cuerpo más calientito y también del más ardiente...

La mujer por la que he echado a la mierda mi poligamia y mi misoginia y mis anhelos de libertad absoluta y tantas lecturas y tantos maratones cinematográficos y algo, sólo un poco de mi alcoholismo...

La mujer más impredecible, la adicta a los videojuegos de extrema violencia, la utópica luchadora social de pantalones Bershka y bolsita de Kitty. La que me pone mis calcetines en las friolentas noches, la más simpática, la más dificil...

La mujer más bonita...

Mi mujer.

sábado, 31 de mayo de 2008

Soy leyenda

Amanece y descubro extasiado por enésima vez que no ha sido un sueño. La vida es buena, la vida es mía. Soy el dueño de todo, de absolutamente todo; el príncipe solitario del orbe. No quiero decir con esto que en alguna ocasión haya tenido yo una ambición material tan desmedida como para haber anhelado esta situación de forma regular con una malsana obsesión. No. Sólo quiero hablar de lo infinitamente placentero que resulta poder ir a toda velocidad por una calle que conocí atestada hasta la desesperación; de lo maravilloso que es poder entrar a las tiendas de productos altamente inaccesibles y poder elegir el guardaropa más fresa que jamás haya vestido magnate alguno; entrar a cualquier hogar y hacer un estudio morbosociológico de lo que allí sucedía, las filias de cada uno, sus fobias, sus desviaciones, las diferencias de necesidades, de lo esencial a lo superfluo. Tal como Dios: observando al mundo sin restricciones: llegar a conocer el color favorito de ropa interior de las celebridades, mientras me tomo un buen trago del mejor vino que jamás haya probado y con lo que sobra en la copa sacar brillo a mis zapatos nuevos de diseñador ayudado de una toalla no de 4,000 pesos, sino de cuarenta mil dolares.

¿Revivir a los demás, encontrar la cura de los infectados? No lo creo. No es que sea yo un misántropo, lo juro, de verdad disfrutaba la vida como era, la interacción con mis semejantes. Sin embargo, pienso que se puede estar bien sin ellos, bastante bien diría. No pienso que me corresponda ser su salvador, únicamente para que vuelvan a atestar las salas cinematográficas los días de estreno. Quizá es cierto que no volveré a ver ninguna nueva producción hollywoodense, pero a cambio soy el poseedor absoluto de la memoria de la humanidad, miles y miles de creaciones desconocidas para mí, ahora a mi disposición absoluta, todas las novelas, todos los cursos de idiomas, todas las armas, los aparatos de alta fidelidad, los autos veloces, las revistas de chicas; todos los museos, todos los departamentos de diseñador, todo, todo es mío. Las discografías completas que siempre anhelé, las rarezas, las ediciones especiales. vaya, tanto por hacer y a cambio sólo tengo que mantenerme a salvo de esos desagradables infectados. No sé, quizá algún día tenga la posibilidad de domesticar a una hembra y acabar con esta única incomodidad que me ha llevado a la necesidad de hacerme un experto criador de melones. Vaya, eso sí que se extraña, pero siempre existen alternativas. El buen Dios pensó en mí, y me ha dejado de compañero a mi perro. De verdad que es un dócil y fiel can.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Rigo: Una confesión total

Se dice de Frank Zappa que tenía terminantemente restringido a sus músicos el hacer uso de drogas o cualesquiera otra sustancia que pudiese alterar gachamente sus sentidos, y la razón no era que perteneciese a una religión hipócrita o represora, ni mucho menos que alguien muy cercano a él hubiese experimentado el infierno al que tales hábitos lo arrastraron. La prohibición era únicamente por la certidumbre que el buen Frank tenía de que dichas costumbres podían causar una alteración en las habilidades requeridas para ejecutar las composiciones de su autoría.

Una confesión Total comienza con una voz en off sobre una guapachosa tonada: No bebo alcohol, menciona dicha voz entre la lista de cosas que Rigo va enumerando como haciendo un retrato hablado de sí mismo. Existen los que defienden la teoría del Rock Star, de que Rigo desapareció siendo consumido poco a poco por sus adicciones. También alza la mano la contraparte que defiende a Rigo como un no adicto ni abusador de sus aficiones, descontando únicamente aquel vicio que nunca empañará la imagen de un ídolo: las mujeres.

Sin embargo, dejando de lado el factor de los abusos, podemos encontrar paralelismos y hasta verdaderas similitudes en la obra de ambos artistas, aunque no correremos el riesgo de ser abucheados por los puristas y nos ocuparemos únicamente de diseccionar a Rigo el hombre, el ídolo y el artista.

En una de las escenas finales de Una confesión total, vemos a Rigo dirigiendo a sus músicos durante el ensamble de una nueva composición. Rigo se adivina creativo, riguroso y hasta perfeccionista. Con la autoridad que le brinda el dominio en la ejecución de multitud de instrumentos: percutivos, de cuerdas y de aliento, Rigo tararea las tonadas a sus compañeros y no se muestra satisfecho hasta lograr escuchar exactamente lo que pide.

El mayor acierto de la trayectoria de Rigo fue el atrevimento creativo. Rigo no tiene empacho en fusionar la música del otro lado de la frontera con aquella que estuvo presente durante su infancia y adolescencia. En sus canciones hay espacio para todo: bolero, cumbia, balada, heavy metal, cha cha cha, norteñas, chicanas, rock and roll... Es Rigo el pionero de aquellos ritmos que bastantes años después habían de explotar Selena y toda una pléyade de imitadores.

Sin embargo, no es la suma de estas capacidades musicales las que hacen que alguién se convierta en un ídolo de multitudes, al grado de desbancar al mismísimo mensajero de Dios del primer lugar de la lista de popularidad. En 1979, Rigo rompió un record de asistencia para un concierto de un sólo artista en Monterrey, Nuevo León, cuando en las márgenes del Río Santa Catarina reunió a más de 400,000 personas. Los periódicos El Norte y El Sol de Monterrey declararon: "Rigo Tovar llenó más que el Papa". El Papa Juan Pablo II visitó el mismo lugar reuniendo a 300,000 almas. Dicho récord no se ha superado, ya que ni figuras populares de la magnitud de Luis Miguel, Shakira o Vicente Fernández han logrado reunir tal cantidad de gente para un sólo concierto.

Existen innumerables genios musicales que nunca alcanzarán el estatus de ídolos populares. Para seducir a las masas, hace falta una de dos características: un aparato publicitario estruendoso y enajenante (cosa que en tiempos de Rigo se limitaba a un modesto tiraje de posters con su imagen y a su aparición no negociada en la prensa y la televisión, esto último hasta bien alcanzada la fama) o, como otra opción, se requiere de un carisma desbordado, que Rigo poseía en abundancia. Para fascinar a las clases sociales laceradas los requerimientos son mayores: debe exister humildad, una plena identificación con su realidad y sus lamentos, con sus carencias y sus paliativos, pero además, en el caso de la música, debe existir un conocimiento total de sus gustos y preferencias. Rigo logró convertirse en ídolo porque conocía de todo esto y también porque hizo una reinterpretación mucho muy atractiva de la música popular que invitaba aún más al desmadre y a la catársis, ya sea chillona o extática, que lo que ya lo hacían una norteña o un rock and roll por sí solos.

Rigo es del pueblo y para el pueblo. Para las narices respingadas es el naco por excelencia. Y por supuesto que es de esa forma si atendemos que la definición de naco es aquel que imita, con poder económico o sin tal, degenerando en algo burdo, kitsh. Rigo hace énfasis en que es él quien diseña sus trajes. El sastre los elabora, pero es él quein los crea a partir de las referencias que le brindan sus ídolos: Black Sabath, Kiss, El rey lagarto, El Rey de Memphis. Los platedos y chillantes tonos son borbados de chaquira y lentejuela con el corto nombre del cantautor, de la misma forma que detrás del escenario su nombre formado por luces parpadea majestuoso para que la multitud se regodee de haber asistido a un concierto con una producción similar a la de esos escandalosos satánicos que cubren sus rostros con maquillaje negro y blanco.

Los rockeros mexicanos se reúnen

(((En Construcción)))

martes, 20 de mayo de 2008

La infidelidad reincidente

Prefiero que cada quien elabore un juicio acerca de la problemática que voy a compartir. No la llamaré maldición ni quiero calificarla tampoco como una de las gracias otorgadas por el creador.

Se trata de mi promiscuidad hacia tantas cosas que atrapan mi atención. Mi extensa y creciente cantidad de aficiones: lecturas, paseos, comida, música, videojuegos, compras, ventas, alcohol. Eso es lo que en este y en tantos momentos me ha impedido dedicarme con disciplina a lo que desde un análisis sincero, supongo que más disfruto: escribir, aprender a hacerlo.

miércoles, 16 de abril de 2008

Academias Buenrostro.

Porque la etiqueta es nuestra cotidianeidad.


Uno de los ex-alumnos más aventajados de Academias Buenrostro.

Nótese el gallardo porte que caracteriza a todos nuestros egresados. La mirada a la Mauricio Garcés, la forma en que sostiene el vaso desechable con dudoso contenido, mientras recarga de forma elegante y descuidada los codos sobre la barra.

Pero sobre todo, préstese atención a la formación obtenida en cuanto a lo in en la moda se refiere. Un corte de cabello de vanguardia, con un muy sutil toque retro que nos remite a los 80's y casi nos produce la sensación de estar escuchando los complejos acordes de Perdóname mi amor por ser tan guapo. Además, otórguense, por supuesto, todos los méritos a la brillante cabellera recién lavada dos semanas antes con jabón Roma.

Cabe mencionar que el susodicho es el sensei máximo de los dipsómanos, capaz de tomarse dos cartones de ampolletitas al hilo sin tener que ir a orinar. (una vez satisfecha esa necesidad, puede seguir bebiendo al mismo ritmo).

martes, 15 de abril de 2008

Presentación

No tengo la menor idea si hasta este momento alguien haya visitado este espacio. Mi pretensión era tener listas algunas cosas antes de invitar a la gente a conocerlo. Como podrá darse cuenta aquel que se asome a estas páginas, aquella promiscuidad que hace años tuve en mis relaciones personales (en este presente totalmente erradicada ya que por ahora soy felizmente monógamo), hoy ha pasado a reflejarse en mis lecturas y mis proyectos escriturales. Pienso que este ejercicio vale la pena y seguro estoy que tengo la capacidad de desarrollar un estilo propio, aunque reconozco que el esfuerzo tendrá que ser mayúsculo en cada ocasión. Gracias por sus comentarios.

Maruchan vs Charro cabrón


En días pasados se gestó uno de los retos más memorables de la zona oriente. El atrevidísimo y valiente Charrín instó a todo aquel que quisera hacerse un favor cortándose la orzuela a apostar a favor de su equipo favorito algo más que maldito dinero que nada vale, y que en este caso se trató de las jediondas greñas.


La valentía del Charrito no ha tenido paralelo pues fue capaz de depositar su confianza en las maltrechas Águilas del América que llevan 8 puntos en 14 jornadas. Además cabe hacer mención que en cuatro años el tal Charrín ha tenido egresos de $900.00 USD semanales con el fin de conservar la inédita belleza de su cabellera.


En la foto observamos al buen Charrito desafiando gallardamente al retador (quien padece de sus facultades mentales y responde a los gritos de puto, menso, y Maruchan y quien le brindo toda su confianza al equipo de sus amores, unos tales cementeros cargabultos).


Ambos dos valientes púgiles se muestran en la imagen al momento del reto. Sobra decir que después del empate ambos conservan su look fresky y así ha de ser hasta que los agarre la razia.

La dieta ideal



Innecesario resulta adherirse a un regimen demasiado exigente, cuando se tiene la oportunidad de la compensación.


Chínguese, por ejemplo, 8 tacos de suadero y 6 de tripa e inhiba los efectos del colesterol con dos Danups al hilo. Atásquese usted cuatro Coca-colas por jornada, pero no se olvide de su vasote de leche antes de dormir...


Aseguro que esta clase de disciplina mantendrá su cintura por debajo de los 90cm (en caso de no ser así, aumente el número de sus visitas al sanitario a cuando menos 7 por jornada y alargue las sesiones de popó a un mínimo de 45 minutos, en menos de una semana, seguramente habrá usted recuperado su figura ideal, si no es así, no mame, evite a toda costa ir en su auto a la tiendita de la esquina. No sea sedentario y tome un taxi).


La imagen de abajo muestra los resultados de la estrictísma aplicación de dicho método de mantenimiento y ha sido sometida al juicio de un notario público.




domingo, 13 de abril de 2008

La idealización ideal. JUNO


Correrán ríos de tinta desacreditando la verosimilitud de lo sobretrabajado del guion. Se levantarán uno tras otro los brazos de aquellos que quieran opinar que los personajes -sus actitudes, sus acciones- no son en absoluto creíbles; habrá quien incluso tache los diálogos y monólogos de pedantes y pretenciosos. Todos tendrán razón. Sin embargo, la mayoría se dedicará únicamente a descalificar y habrá pasado por alto lo más importante: toda obra artística se rige por sus propias reglas.

Juno es una acierto total mirándolo desde la perspectiva de su propio universo, el universo ideal donde los padres estarían más preocupados si en lugar de haber resultado embarazada, ella hubiese chocado el auto. Donde uno de los responsables del embarazo sigue con su rutina sin que siquiera sus progenitores se den por enterados. Vaya, donde un personaje tan atípico como Liberty Bell, alcance a volverse tan entrañable como los demás. Un universo tan perfecto en el que el único malo, es aquel que durante casi toda la película es el más cool (y a final de cuentas lo más terrible que hace es querer seguir siendo como algún día fue).

Jason Reitman debe ser un gran tipo, debe ser el mejor amigo, pues desde Gracias por fumar nos ha dejado ver que todo lo observa desde una perspectiva jocosa y relajada, dándole a las situaciones más filosas un matiz de no pasa absolutamente nada, aunque también cabe la enorme posibilidad de que en realidad se trate del gran cínico apesadumbrado que se divierte mofándose de la sociedad yanqui al mostrarla como nunca podrá ser. Apuesto por lo segundo.

miércoles, 2 de abril de 2008

La Leyenda del Santo Bebedor.

Primera de tres partes.

El tardío y afortunado descubrimiento de esta breve novela de Joseph Roth ha tenido como inmediata consecuencia el motivarme a hacer un análisis del papel que ha jugado el alcohol en mi vida, en mi experiencia humana, los momentos obtenidos en su compañía y la obsesión por su presencia dentro de lo cotidiano como vehículo de búsqueda de una mayor sensibilidad.

El alcohol es una de las cosas más nobles que existen. Es incluso más fiel que un amigo y eso es decir bastante cuando posees tantos amigos fieles. El alcohol no te recrimina por las condiciones en las que te encuentras cuando vas en su búsqueda, puedes estar totalmente harapiento y apestando a cualquier clase de cosas: el alcohol no te exigirá una mejor higiene personal.

No necesitas una posición económica holgada para beber alcohol: hay dosis tan económicas como un kilo de tortillas y suelen ser las más efectivas, las más rápidas para llevarte a otro estado de conciencia y que además no te comprometen a mantener una afición cara. Es interesante cuando tienes oportunidad de beber lo que te plazca sin tener que mantener una falsa pose de gustos refinados: Hoy bebes Carlos I y mañana Tonaya con toronja; en esa ocasion especial decides comenzar con Martell VSOP y terminas juntando charquitos de curado de fresa. A los puristas se les enchinará la piel, a los ñeros les sonará sobrado. Sin embargo, lo más interesante es cuando esa forma de conducirte es extrapolada a otros aspectos de tu vida: Hoy vas sólo sobre las nenas lindas y terminas cogiendo con la gorda bigotona y resulta que la chingada botijona es una maravillosa conversadora que puede hablar de religiones comparadas con medio kilo de maciza entre sus mejillas. Comienzas escuchando Progresivo italiano y sin ningún reparo pasas al Conjunto Primavera y descubres asombrado que allí es donde se gesta el verdadero sentimiento colectivo. Andas dividiendo entre tres o cinco tus caricias y tus besos y un buen día descubres que la monogamia es la situación de mayor felicidad y bienestar que hayas vivido jamás.

Aunque cabe mencionar que es bastante sencillo convertirlo en un vicio que te arruine económicamente. Sin embargo, al formar parte de una élite que está más allá de las ambiciones terrenas y que aunque suene inverosímil, prefiere los placeres pasajeros, las vivencias momentáneas que enriquecen el albúm mental de experiencias hasta embotarlo de tan atascado, esa situación de quiebra te viene importando madres. Seis años de mi vida dormí sobre un colchón orinado y la ropa que vestía la vendía para continuar bebiendo, los zapatos que calzaba llegaron a cumplir más de tres años de uso continuo, pero no por eso dejaba de beber caro con mucha frecuencia y no por beber caro desdeñaba una peda con cerveza o mezcal. Beber caro no siempre es bien beber, una de mis pedas más memorables fue con cuatro litros de mezcal y medio de refresco de toronja.

Puedo decir que en mi experiencia personal he gastado más dinero en alcohol en un año que el que gastado en ropa en toda mi vida. Me deshice de una biblioteca de libros técnicos, de Álgebra a C++, de Física a Diseño digital, de Cálculo a Control Analógico. El alcohol es instrumento divino, es la mano de Dios quien lo posa en los labios sedientos de sus hijos predilectos: con esta acción en apariencia desesperada logré evitar dedicarme durante toda mi vida a algo que ya no me emocionaba como en un principio, que no me divertía lo suficiente. Llegó también el tiempo de deshacerme de una biblioteca realmente importante y eso me enseñó a no tenerle amor a lo material. Es verdad que el alcohol santifica. Y es que el alcohol te enseña que el verdadero motivo de la existencia es divertirse. Conocer tanta gente como puedas y algunos pocos pero muy buenos amigos, ser más introspectivo y más justo contigo mismo, sondear los límites de tu resistencia física, económica y moral, Equivocarte bajo su influencia y no culparlo. Asumir tu responsabilidad sin justificarte en él. El papel del alcohol es enseñarte el camino de la santidad.

Ignoro totalmente quienes sean los que vayan a leer esto, pero sospecho ampliamente que no faltaran los briagos de tiempo completo, los borrachos místicos, los dipsómanos permanentes de opiniones cristalizadas que en algun pasaje de esta lectura muestren una honesta necesidad de mentarme la madre. No hay dos experiencias de vida similares. No hay una verdad absoluta y algunos me tildarán de blando, otros de malgradecido, de pocoshuevos, de incongruente y falaz, lo sé. ESTOY HASTA LA MADRE DE BEBER.

Las condiciones en las que he bebido estos últimos tres o cuatro años no me han dejado nada que enriquezca mi vida a no ser de un sobrepeso ingrácil (Antes mi sobrepeso era objeto de admiración, concretamente las dimensiones de mi vientre, su curvatura perfecta, su indiscutible firmeza, pero hoy día incluso algún pinche novato tripón ha pisoteado mi jerarquía). El alcohol ha sido inventado por Dios para hacernos mejores seres humanos y yo hace tiempo que no manifiesto ninguna evolución.

Andreas, el Santo Bebedor de Roth es ético y congruente como sólo lo puede ser un alcohólico. Disfruta lo mismo la amistad del benefactor que la del abusivo y a ambos les brinda un trato cortés. Nunca deja de considerar el compromiso que ha adquirido con Santa Teresita y es por ello que la novela es un continuo acercamiento y perdida del camino hacia la iglesia, hacia un compromiso que a ratos pareciera imposible de afrontar, pero que nunca se atreverá a dejar en el olvido.

Todo aquel que bebe como ejercicio de búsqueda sabe que el papel central de la embriaguez es fungir como método de conocimiento cultural, vehículo de instrospección, alentador hacia la experimentación de los límites y apoyo para una alternativa interpretación del mundo.

Pero a veces no funciona así.

No quiero negar tajantemente lo interesante que pueda haber en el beber como rutina. Ya sea a diario o de forma semanal, pienso que el ejercicio repetido de una actividad siempre te conducirá a la perfección. No digo que la haya logrado, sin embargo puedo presumir de ni siquiera sentir un efecto mediano cuando mucha gente ya ha entregado todo lo que posee de conciencia a las huestes del dios Baco. De la misma forma, algunos -no muchos- me parecen entidades bebedoras inalcanzables, pero cabe aclarar que hablo de gigantes, de maestros, de semidioses, verdaderos guerreros que beben en media peda lo que una familia completa consumiría en una boda. Son entidades reales, mi inspiración en el aspecto puramente cuantitativo.

(((Continuará en la Segunda parte)))